martes, 15 de septiembre de 2015

Vacío

Total inmensidad. Inmersidad. Entre calles de adjetivos neutros. Locura radical. Acostumbrados al cristal no controlamos la distancia. Colisiones y castigo. Implosión. Abrigo de imprudencias. Hechos, alevosía, simplicidad.
He visto acorralada la esperanza entre buitres y espadas. Y la longevidad del agua en unas pupilas reflejada. También he visto los mensajes ocultos en un mantra, que me escribías, cuando aún seguías enamorada. La larga cola del vestido rojo escondida, detrás de aquellas brujas que espiaban. Una no veía, otra no escuchaba y la última se esmeraba en hablar para juntarlas.
Adulterada realidad, copas de deseo y circunstancia. Añejos. Como el recuerdo de aquellos viejos elefantes. Que miraban con recelo y se perdían en la distancia.
A lo mejor habría funcionado aquello de no escucharla, cuando cantaba. Pero el cabrón de Ulises nunca dijo nada de su espalda. Porque entre velas y un timón de magia no hay espacio para lágrimas.
Amanecerá con fuerza mientras podamos encontrar su letra. Grabada en aquella puerta. Que hoy late y bombea sangre. Y mañana para y trae oscuridad.
Y si la duda sigue, y si la duda pesa. Y si nos encontramos rodeados de mierda. Tanta historia para nada. Porque, a pesar de la distancia, el horizonte aún se asoma a la ventana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario