domingo, 31 de diciembre de 2017

Buenos Aires

Bebí de la misma copa que Cicerón. 
Pero para loco yo. 
Bebí de deidades, que murieron en esto del amor. 
Bebí de griegos, de romanos. Bebí infierno y sangre. 

Bebí del mar de tus besos, de tus brazos
De tus excesos y de los míos. 
Bebí de tu más inquieto caminar, de tu poesía. 
Bebí del cuento, 
De la luz que emanas, del aire que exhalas.  

Bebí de debajo de tus sábanas.
Encontrando el néctar que llenaba de rabia mi ser.
Bebí tu arjé, me bañé en él. 
Empapando mi cuerpo en tu origen.

Bebí del cáliz de tu textura, 
Bebí del fuego que anegaba tu alma de chica guerrera.
Bebí de tus ojos, de sus cuencas.
Bebí del miedo que llevas a cuestas. 

Bebí del cráter que dejaron tus uñas en mí,
De cada una de las cicatrices,
Que te hicieron, que me hiciste,
Y brindé con la gracia que porta tu almizcle,

Bebí de la magia de tu sonrisa, de la alegría de tu observar. 
Bebí de tu alegoría al andar expresada.
Cuando te pido,
Cuando te giras, cuando te espero,
Cuando me esquivas, cuando te reto
Cuando me miras y empezamos de nuevo.