lunes, 24 de abril de 2017

Segunda Diáspora - Florecer

El equilibrio se quebraba con cada pisada que dábamos. Despreocupados. Mis gafas de sol quemadas ocultaban mi mirada de los rayos. Mi verdad de tus ojos. Pero eso tú no lo sabías. Siempre he defendido la celotipia cuando se trataba de pasear contigo. Aunque aquello solo fuese un recado para ti, para mí era enredarme, empaparme en tus ideas, intentar entender por qué los opuestos se atraen. Pero eso tú tampoco lo sabías. Recuerdo cada una de las palmeras que rebasamos, a cada una de las personas que saludamos sin conocer – qué cosas más raras suceden lejos de casa –, cada perro que nos ladraba, tal vez, porque no entendía, tal vez porque no te conocía, como a mí me pasaba. Recuerdo cada silencio, cada nota de esa canción que cantabas. Que sería mi nueva favorita. Te recuerdo esperando a la sombra, en la arena. Como las olas se acercaban a verte y retrocedían intimidadas. Recuerdo las nubes malva, descalzarme, enterrar los pies y fundirme en la tierra que tentabas con los dedos. Recuerdo, también, pisar tus huellas al volver y apartar vista la luz que tu pelo reflejaba. Jamás pensé que le harías competencia a un amanecer. Pero eso tú, no lo sabías. Pero eso yo, no te lo contaba. 

miércoles, 19 de abril de 2017

Primera Diáspora - Renacimiento

Voluminosas montañas se ceñían rodeando tu desvergonzada dejadez. Obscura misantropía vestida de paciencia infinita. Trémulo ser sería y, a la par, tu carácter de hielo.
Tropezaba en los eternos silencios de tu estar. Tu aura absorbía el ambiente. Y yo, continuamente, interrumpiendo mi viaje entre dragones y unicornios.
La imaginación se desbordaba en mí. Aun calzado, sentía la mar bañar mis pies, mecer mis ideas, ahogar la agonía que repartías sin querer.
El viento pasó de ser canal a verdugo. Atrayendo tu esencia. Combustible para el ferry de miedos que navegaba en busca del Urca de Lima de tus brazos.
Aunque ni toda la ingeniería naval habría fabricado quilla que resistiera tus bandazos, yo me proclamaba capitán - a sabiendas de que Joseph Conrad escribió el final de nuestra historia -.
Teñí las velas con el color de tu pelo. Mi bandera eran tus ojos. El timón, sin embargo, tus labios. Esos que nunca pronuncianban mi nombre.
Caminar espontáneo. Dulces hábitos. Pasión colosal. Nitroglicerina yo y tú ascuas. Reflejos de fuego. Ardiente mantra. Palpitas peligroso azar.

miércoles, 5 de abril de 2017

Bagaje

Colgué tu dibujo de la pared de mi cuarto deseando sentirme el principal protagonista. Tu eterna ausencia, tu actitud esquiva, los lazos de seda que me tiras sin querer. 
Acomplejados extremos me miran, pensando. Dudamos qué ser sin creer las mentiras que formamos, que formo, en vida. Alegorías. Paulatino reflejo animal. 
Dorado león, que tiñes de burdeos tu casa. Rugido feroz y dura coraza. Ojalá perderme en tu estela de plata, cuando esprintas y evades problemas y causas.
Mentiría si dijera que no anhelo tu voz en mí. Que no enloquecería tejiendote un traje con besos. Que tus labios carmín no son, en si mismos, un fin, sino un medio. Que tu blanco corazón no late al son del mío. 
Soy capaz de imaginar el mar a miles de kilómetros. De escalar montañas. De naufragar si quiero. Sabiendo que estarás en la distancia, en aquella cima o en el más remoto rincón del océano. 
Después, reflejarme en tus ojos, después. Tus labios que chillan celosos. Entrelazamos los dedos. Complices de nuevo. Después, no somos nada más que polvo de cristal. 
Auguraron sobre nosotros en bailes. Rituales de magia y crueldad. La profecía dictaba. Y tu te reías. Y me susurrabas: "no importa que ocurra al final".
Paralelismo en tu mirada, nada en mis manos. Flor de coral sumergido. Te vistes en cuerpo de jade. Te escondes en un bosque prohibido. La luz que proyectas en cada camino. Lo dulce que suenas con cada sonido. Lo etéreo que sugieres. Lo fresco que formas. Perdido en tus normas y en tus latidos. 

Ojalá poder explicarte, que hace tiempo que no creo en casualidades. Que mi milla verde termina en tu carne. Que ojalá ver amanecer contigo. Caer la flor del cerezo. Ser tu abrigo. Ojalá reciprocidad. Ojalá tú ser conmigo.