Y a partir de la mitad de la mitad de
de la forma que adquiere el lenguaje cuando solo necesitas
un abrazo
y escuchar como se deja caer la noche
y despertarse sudando, como si fuera verano
a pesar de poder dibujar en los coches con el dedo
a pesar del vaho que soltamos, que vemos
porque dentro de las sábanas huele a caos y a rebelión
Tras el cristal encerramos el último rayo de luz, intentando conservarla
pero se fuga, grácil y liviana.
aunque sepamos que la mejor jaula eran los paréntesis, cuando no decíamos nada
la vitalidad presurizada, adaptada
a una atmósfera inundada
de gemidos y rabia
aquellas dos esmeraldas
y, en el suelo, tu ropa interior destrozada
el término perdió su esencia cuando fue nombrado
y lo mismo le pasó al náufrago
cuando se perdió en su viaje
buscando
refugiarse en tus manos
y hacer de ti el marco
donde pintarse, donde pintarnos
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