sábado, 2 de mayo de 2015

22

Cuando se apaga la luz y te vas, o te vas y se apaga la luz. No sé muy bien como funciona.
Y me pierdo entre la niebla. Y me rescatas.
Con esas cuerdas, que a veces te guardas. Y en las que a veces te encierras. Porque para qué enseñarle al mundo nada. 

Cuando estás al borde, y oteas. Y te dejas ver a través del cristal. Y me permites conocer. Que eres capaz de hacer tangible el tiempo. De llorar por dentro. Y de cabalgar el mar. 
Porque en tu soledad eres aire. Y en compañía huracán. 
Y diez mil millones de maneras de enfocar. 

Cuando la realidad se impone. Y parece que te posas. 
Porque volar es cansado incluso ahora. Alma que aguarda espera próxima.
Y columpiarme en tus ramas. Y, a tu lado, un amanecer de plata. 

Cuando parece que lo tienes. Y desaparece. 
Lo devuelves con doble intensidad. 
Y me dejas brindar con tus paredes. Y me acurrucas con canciones. 
Entre sonrisas. Y que esos ojos sean mi cuna. 

Y, cuando llueve. Llueves.
Y, cuando brilla. Brillas. 
Y, cuando voy. Vienes.
Y te digo que me esperes, en tu canción favorita. Que ahora es la mía. Porque allí te encuentro siempre. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario