jueves, 13 de septiembre de 2018

Asíntota

Derramo tu ausencia en mustias cuerdas de guitarra; en imperceptibles letras que germinan en el más vetusto pergamino. Nostálgico crepitar de leña candente cuando, a través de las llamas, tu sombra te delata mirando a la Luna. Avanzo sobre cada brizna que tú no pisaste, dejando en barbecho los surcos de tus huellas. Jamás, un camino, se me hizo tan largo y, a ti, jamás te vi tan bonita, bañada en las cataratas de luz de la noche. Eres la razón de veredas mudas, de callados tránsitos, ambientados con la triste melodía de mis ojos y el revuelo de huracanes que levantas cuando sonríes. A menudo, percibo susurros de los árboles, veo aves danzando a tu compás, eres desquiciado torbellino, recio maremoto, una fugaz tormenta de verano; al final, naturaleza. Y, yo, que no puedo evitar que me brille la mirada cuando lloras en tu almohada y lo compartes conmigo, y tú, que hace tiempo que dibujaste en nuestras vidas dos asíntotas; decido que, aunque hiciste de septiembre mi mes de cabecera, no estoy preparado para el eterno invierno que me ofreces; decides que, aunque algo mágico nos una, te perderás una y mil veces. Por eso te pido, aunque te cueste, que la próxima vez, no te vayas donde no pueda encontrarte. 

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