sábado, 27 de mayo de 2017

Quinta Diáspora - Ejecución.

Los latidos bailaban al compás del silencio y nosotros, con ellos, nuestro último vals. Sentía el roce de tus dedos entre los míos, como tu mirada electrizaba mi ser por última vez. Notaba tus pasos, pisaba tus huellas. Me derretía en cada una de tus sonrisas. Que no eran mías, porque no me las dabas. Deseaba impregnar en mi pergamino cosas de ti. Deseaba escribir tus mañanas. Tus tardes conmigo. Tus noches a solas. Y repetir. Deseaba encontrarte al final de cada puntos suspensivos, que cada mancha de tinta empapase tu lienzo de piel. Deseaba encontrarte entre campos de olivos, cuando los últimos rayos bañaran tu cuerpo creado a martillo y cincel. Sin embargo, te llevaste el reloj de mi corazón. El orbe que enjaulaba las horas quebró y las manecillas volaron. Y se llevaron con ellas mi tiempo. Y tú te llevaste mi espacio. Y, uno por otro, al final, separados. 

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