martes, 20 de junio de 2017

Gracia

Recreación. Proyección difusa. Me vendes verbo de cristal esculpido a mano, que no quiebra bajo sospechas si quiera. Y bastante que yo redimo mi ser y contesto. Y, de nuevo, la descreencia. Volaban golondrinas, decían, bajo lapislázuli estampado en fragmentos de sal. Migraban, claro está. 
Cómo permanecer en este mundo de azar. Y cómo permanecer en un mar rasgado a girones, quebrado, debido a respuestas precipitadas desde la más alta de tus cumbres. Lo lógico sería imponerse, pero, una vez más, yerro. Porque engalanas quimeras con tus mejores palabras. Dejó de ser para estar, pero no todos los gatos retornan al hogar por si mismos. Dejó de estar para ser. Convertido en nosotros, apostillando por qué acabamos solos. 
Y, aun así, cruzamos los dedos como creyendo. Como si la letanía de tenernos no nos desterrara. Aceptando, de nuevo, el tedio. Volcándonos en imágenes desencontradas. Tú dabas gracias al sol. Y yo tan de la luna que cicatrizaba en plata. Eramos tan distintos que dolía, y, al mismo tiempo, tan iguales que desconcertaba. 
Lo neutro venció, sin embargo, al corazón. Me permitías jugar en tu escudo. Mientras yo me perdía en tu prado de obscuros silencios. Y mis recuerdos temblaban bailando al son de tu voz. Y yo, ingenuo, tendiendo la mano, en aquel lago, a aquella forma, a aquel olor. Y yo encontrándome al miedo. Esperando, de nuevo, que no me traicionaras, amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario